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Nacional se engolosinó


El tricolor perdió 2-1 con Libertad como local; tenía el partido controlado pero Libertad de lo dio vuelta en el segundo tiempo
























No supo frenar a tiempo. Ganaba 1-0 en un durísimo partido, jugando bien ante un rival que planteó un gran partido. Pero se fue a buscar el segundo, recibió el empate y lo pagó carísimo, dejando de lado su estilo y apelando a la desesperación. Así, Nacional perdió 2-1 con Libertad y perdió la renta que había conseguido en Río de Janeiro, con la gran victoria ante Vasco.

Quizás lo peor fue lo del final: buscando el empate, Nacional arrió demasiado pronto la bandera del buen juego, del fútbol por abajo, del encontrar los espacios a la espalda de la defensa rival. La inteligencia para pasar rápido de defensa ataque, explotando a sus delanteros al 100%. Gallardo terminó jugando con tres puntas, buscando centros milagrosos, en lugar del fútbol que lo había destacado en el primer tiempo.

Buen primer tiempo.
El primer tiempo había sido la síntesis de lo que puede ocurrir cuando se encuentran dos equipos que intentan jugar al fútbol y presentan buenas defensas. Ambos salieron a buscar el toque rápido, el desmarque, el darle dinámica a la pelota, para que corriera más que los jugadores. Sin embargo, los espacios no aparecieron porque las defensas se pararon bien, y salvo ocasiones aisladas, no inquietaron a los arqueros.

Es más, esa marca apretada y presión sobre la salida de ambos se fue haciendo más importante con el correr de los minutos, y por eso el partido viró desde uno en que la posesión se daba de mitad de cancha hacia adelante, con paciencia para tocar hasta encontrar el espacios, a uno en que la posesión se daba en la mitad de la cancha, aún más atrás, con ambos aprovechando para buscar pases largos a los delanteros.

Seguramente por eso es que los dos equipos llevaron más peligro cuando pudieron aprovechar espacios de contragolpe: pases largos precisos, y los delanteros que supieron encontrar las espaldas de los laterales.

Así llegó la apertura de Nacional: pelotazo largo a la punta, Viudez que peló y ganó de cabeza, desbordó, mando el centro y Vicente Sánchez no llegó a conectar, pero aprovechó el rebote del defensa para asistir a al argentino Aguirre, que entraba a toda velocidad para conectar el 1-0.

Así también fueron las dos más claras de los paraguayos, que en dos minutos corridos, entre los 33 y los 35: la primera, un pelotazo largo que Velázquez bajó bien, se sacó de encima a Scotti y Rolín y le pegó cruzado, aunque la pelota se fue apenas desviada. La segunda, unos minutos después, también fue de contra, pase a las espaldas de Placente, desborde y nuevo centro, que esta vez tapó Burián.

El segundo tiempo empezó a grandes rasgos igual. Y el Bolso estaba ante la disyuntiva: seguir con el mismo libreto, buscando salir del ahogo de Libertad en media cancha y volver a dominar, o seguir explotando lo que le había funcionado muy bien: la presión al rival en la mitad de la cancha, y el contragolpe certero. Apostó por lo primero, y aunque creció un poco, le dejó las herramientas para que Libertad hiciera lo suyo-

Así llegó el empate: error de Calzada en la salida de un corner a favor, gran contra de Libertad en tres toque y gol de Samudio, para poner un empate inesperado solo en la temperatura del partido, aunque perfectamente acorde a la lógica contragolpeadora del partido.

Fue un cross al mentón de Nacional. De esos golpes que deja al boxeador temblando, sin noción ni de que día ni que hora es. Y Libertad, equipo maduro y valiente, lo aprovechó al 100%: a los 18, Caballero encontró un pase bajo desde derecha y la desvió al palo derecho de Burián. 2-1, y sorpresa total en el Parque.

Nacional se desesperó. Dejó de lado el libreto y lo cambió por el del coraje, el de ir a llevarse por encima del rival. Puso a Recoba –volvió a estar por debajo de su nivel- y a Medina, y quedó parado con dos enganches y tres puntas. A pesar del amontonamiento tuvo alguna chance, pero allí apareció Muñoz para tapar más de una clave.

Pero a pesar del impulso final, no había demasiado más por hacer. Nacional cambió cuando no debía, y así dejó pasar una enorme chance de empezar a verse en octavos de final.